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CONSPIRACIONES DIGITALES


SAN JUAN, PR – Mayo 2019 – El concepto de privacidad se ha convertido en una ilusión que añoramos, pero que realmente no existe. Históricamente, si prestamos atención, podemos empezar a notar la paranoia y el sistema que el gobierno ha creado para mantenernos a su merced. Nos mantienen en un “need-to-know basis”. Esto significa que existe mucho más, de lo cual no estamos conscientes en el día a día.


Hablemos de los bancos. Creo que todos en algún momento hemos tenido problemas con una transacción o algo por el estilo. ¿Cómo resolvimos? Hablando con el banco, verificando los recibos, etc. Pero, ¿cómo el banco guarda nuestra información personal? ¿Por cuánto tiempo la guardan? ¿Por qué la guardan? Bajo el Acta de Secreto Bancario, las instituciones bancarias tienen que implementar procedimientos de identificación de clientes para evitar actividad criminal. Estos procedimientos requieren que el cliente les brinde su información personal, identificación y récords de impuestos.


Bajo la misma acta, los bancos tienen que guardar toda esa información por cinco años aunque cierres la cuenta. Las instituciones pueden guardar la información como ellos deseen, pero el público tiene que poder accederla fácilmente. Claro, estas estipulaciones no significan que el banco de la esquina va a tener la transacción de $4.57 que hiciste la semana pasada guardada por 5 años. Se retiene información de las transacciones internacionales de más de $10,000, cheques y depósitos de sobre $100, firmas, y estados de cuenta. Esta información es necesaria para poder reconstruir transacciones. También retienen los datos asociados de cualquier transferencia de más de $3,000. Otros reportes de fraude o robo de identidad también se mantienen en el sistema por cinco años.


Y hablando de información y privacidad, pasemos a hablar de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) y sus procedimientos de “vigilancia”. Esta agencia federal es mejor conocida por sus escándalos con la invasión de privacidad. En específico, su caso en el 2013 cuando Edward Snowden, ex contratista de la NSA, denunció la existencia y propósito del los programas PRISM y Upstream. Estos dos programas trabajan en equipo. PRISM encuentra comunicaciones en el internet por medio de emails, video llamadas, etc. y Upstream las agarra mientras viajan. En arroz y habichuelas: uno abre la caja, el otro saca lo que hay adentro. Este dúo de programas existe para obtener información del extranjero, fuera de los Estados Unidos. Da la casualidad que, “sin querer”, también se llevan información de los Estados Unidos “enredá'”, por debajo de la mesa.


Este caso cambió cómo percibimos la privacidad, y cómo aceptamos que nos están vigilando por todos lados. Aunque hubo una reacción positiva en el sentido de que todo el mundo le prestó atención, PRISM y Upstream fueron aprobadas nuevamente por el Congreso en enero del 2018.


Los líderes de la nación también quieren ser los pioneros internacionales en la tecnología, cueste lo que cueste. El mejor ejemplo para esto es Aurora, una súper computadora que todavía está en construcción, valorada en $500 millones. El Departamento de Energía anunció su construcción en el 2015, y está pautada para ser transportada al Laboratorio Nacional Aragonne en Chicago en el 2021. Expertos predicen que esta computadora llegará a una escala de ejecución llamada “exascale” en inglés, sobrepasando un quintillo de cálculos por segundo. En la cuestión de súper tecnología, la pelea es usualmente entre los Estados Unidos y China. Se espera que esta computadora ayude a crear avances en cuanto a la recuperación ambiental, inteligencia artificial, medicamentos, creación de armas y códigos computarizados, etc. Igualmente esperan que aprenda y emule nuevos avances tecnológicos desarrollados por gigantes como Google y Facebook, dos de las redes que más utilizamos en cuanto a información y socialización. Qué casualidad.


Mantenerse informado hoy día requiere escarbar y buscar respuestas hasta debajo de las alfombras. Es imposible ignorar que desde el 2001 y los ataques terrorista que sucedieron, la actividad digital e invasiva “por nuestro bienestar” se ha convertido en la orden del día. Antes, “Big Brother” era una figura a la que le temíamos. Ahora, es quién único tiene la respuesta a nuestros problemas. “Big Brother” de veras te está vigilando, aunque para ellos seamos una secuencia de números.


Fernando Fernández, LPI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II

Presidente - Covert Intelligence, LLC

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